Por nuestra salud, lo ideal sería que nuestro paladar se fuera haciendo a consumir alimentos menos dulces, pero esta es una tarea educativa a largo plazo. Mientras tanto, aprendamos a manejar los endulzantes que tenemos a nuestro alcance: conocerlos nos ayudará a elegir con criterio cuáles utilizar. Muchos son aditivos y hay que tener cuidado con el “efecto suma”.
La miel fue la primera sustancia dulce empleada por el hombre hace miles de años. La sacarina, primer edulcorante sintético, es también antigua: fue descubierta en 1879. Desde entonces no han parado de surgir nuevos productos para endulzar.
El dulce nos gusta todos
En la actualidad, el uso de edulcorantes es muy habitual en nuestra alimentación. Han ido ganando terreno al azúcar, aprovechándose sobre todo del halo de producto nocivo que este ha adquirido al ir asociado a la obesidad y a enfermedades cardiovasculares. Sin embargo,el problema real no es el consumo de azúcar sino su abuso.
Existen tres grandes grupos de productos endulzantes:
- Azúcares naturales
- Polialcoholes
- Edulcorantes intensivos
1. Azúcares tradicionales o naturales
La sacarosa es el azúcar común. En el mismo grupo se encuentran la fructosa, lactosa, maltodextrina (lo que se usa en las bebidas deportivas), y también la miel o melazas, jarabes de maíz, Agave o arce, entre otros.
Son muy calóricos: 4 kcal/g en el caso del azúcar y la fructosa, y 3 kcal/g en el caso de la miel y provocan caries.
La Organización Mundial de la Salud recomienda no pasar de los 50 g al día.
2. Polialcoholes o “azúcares alcohol”
Son de origen natural y están presentes en diferentes vegetales y frutas como las manzanas, peras o ciruelas, entre otras. Su aporte calórico es escaso y en dosis elevadas pueden tener un efecto laxante. En este grupo están el sorbitol, manitol, isomaltitol, maltitol, lactitol, xilitol y eritritol.
La ingesta de polialcoholes puede provocar incremento de gases por fermentación bacteriana en el intestino, flatulencias, e incluso diarreas y dolores abdominales. En dosis elevadas tiene efecto laxante. Por lo tanto, una de las primeras medidas es no proporcionar unas chuches u otro producto con sorbitol a un niño.
Los polialcoholes son aditivos.
3. Edulcorantes intensivos
En este grupo tenemos el aspartamo, ciclamatos, sacarina, acesulfamo K, sucralosa, taumatina, neohesperidina y estevia. Son edulcorantes capaces de endulzar entre 50 y 2.500 veces más que el azúcar. Apenas aportan calorías, ya que se utilizan en cantidades muy pequeñas. Pero algunos tienen problemas con el sabor. Al igual que los polialcoholes, son aditivos.
Son edulcorantes muy poco calóricos que no provocan caries. Y no influyen en los niveles de azúcar en sangre.
Ciertos edulcorantes pueden dar notas amargas (como la sacarina) o metálicas (ciclamato).
Aunque son adecuados para edulcorar bebidas, en la cocina tienen poco recorrido: les falta consistencia y, además, pierden su dulzor al calentarse, por lo que no pueden utilizarse en repostería.
La normativa obliga a indicar a los productos que contengan aspartamo
Controla el consumo
Para hacer un buen uso de los edulcorantes, toma nota de estas tres recomendaciones: No abuses de los edulcorantes aunque sean naturales, mide las dosis que te pones. Con la excusa de que “no engorda” o “engorda menos”, no hagas un uso libre de los productos que los contengan, pues podrá repercutir negativamente en tu salud. Recuerda que en los productos “light” se sustituye el azúcar por edulcorantes, pero en muchos de ellos se mantiene gran cantidad de grasa. No pierdas de vista el efecto suma. Si te pones edulcorante en el café, tomas refrescos, yogures, galletas, mermelada y otros productos edulcorados, podrías superar la Ingesta Diaria Admisible o IDA. Cuidado, sobre todo en el caso de los niños.
Sucralin, el sustituto del azúcar
A pesar de estar en el colectivo de Edulcorantes intensivos, sí ha conseguido diferenciarse de sus compañeros, ya que ha conseguido un gusto muy parecido al azúcar, sabe a azúcar y a diferencia del resto, sí puede calentarse sin perder su gusto y su consistencia, por lo que sí se puede utilizar (y con gran éxito entre los pasteleros) en la repostería.
Así pues, Sucralin , es un sustitutivo del azúcar con garantías, y además permite que sea disfrutado por todo el mundo, sin restricciones para colectivos como las personas con diabetes, y las que se cuidan en la dieta y no quieren renunciar a endulzar sus vidas.
Por lo que, tomarlo en los diferentes productos como sustituto del azúcar o de otros edulcorantes, permite llevar una dieta controlada en lo que se refiere al peso.
No obstante, nosotros recomendamos , como con todos los alimentos, tener una moderación en todo lo que se come, de esa manera siempre se mantendrá una dieta equilibrada y un peso ideal.
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